Reminiscencia


Tengo una sensación extraña en la punta de la lengua,
como si un leve silbido se posara en ella y la adormeciera lentamente.
Es un viento que ha muerto en la puerta del abismo,
hojas salvajes que se suceden una tras otra, yuxtaposición de la materia,
el barro ahincado en el diente de una roca.

Es un eco palpitante que crece con el silencio, porque eso es lo que soy ahora.
Un grito mudo,
la mueca de una carcajada que se desplaza por la memoria.
Mi ausencia.
Y es entonces cuando el cuerpo, aunque ajeno así mismo
se enardece y las sensaciones extrañas se abalanzan hasta la punta de mis dedos,
creando una sinfonía de la nostalgia que se multiplica presurosa
en el aire, pero qué es éste sino el lienzo de mi pasado,
de mi boca que jamás calló y que ahora se encuentra distante de la vida.

Es el cuerpo que reclama un lenguaje sonoro que se extienda por esas fibras
que llegan hasta el centro de un universo,
volver al punto de la mudez naciente,
cristalizar el alma en una palabra.


Isa Ce

Imagen Martin Stranka


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